Está por concluir el “Año Internacional de la Astronomía” (AIA2009), propuesto por la Unión Astronómica Internacional (UAI) y apoyada por la UNESCO, con motivo del 400 aniversario de las primeras observaciones astronómicas hechas con telescopio, por el célebre físico y astrónomo italiano Galileo Galilei. Durante el año hubo múltiples eventos en nuestro País y en el Mundo. ¿Cómo reaccionó el Vaticano?
Hay una sombra sobre el tema de Galileo y la Iglesia. En la visión popular actual, muchas personas tienen la falsa idea de que la Santa Sede condenó en 1633 injustamente al célebre astrónomo, “porque la Iglesia se opone a la ciencia”. Sin pretender exponer el “Caso Galileo”, solamente mencionaré que la Iglesia siempre ha defendido la armonía entre la fe y la razón, entre la religión y la ciencia.
Una muestra de esto, aunque quizá es poco conocida, es que el Vaticano patrocina un observatorio astronómico desde 1578 (55 años antes que el conflicto con Galileo), en el que actualmente investigan –entre otros– algunos sacerdotes que son también doctores en astrofísica.
Esta postura de armonía es muy clara hoy día, como se puede ver en las declaraciones de Benedicto XVI y del Secretario de Estado Vaticano. El pasado 30 de octubre, el Santo Padre dirigió un discurso a los participantes de un coloquio organizado por el observatorio espacial vaticano, con motivo del AIA2009.
El Papa mencionó que es importante el método científico –atenta observación, juicio crítica, paciencia y disciplina– para poder respetar la naturaleza y el mundo que nos rodea. ¿Acaso no contrastan esta palabras con el prejuicio de que la Iglesia rechaza la ciencia?
Luego, el Romano Pontífice recordó la actitud de los pioneros de la astronomía, que supieron armonizar sus conocimientos particulares con el resto del saber: “los grandes científicos de la época de los descubrimientos también nos recuerdan que el conocimiento auténtico siempre se dirige a la verdadera sabiduría, y en lugar de restringir los ojos de la mente, nos invita a elevar nuestra mirada a un plano superior del espíritu”.
Benedicto XVI apuntó al núcleo de la cuestión, al señalar que la contemplación de los fenómenos astronómicos, que nos causan tanta admiración, nos deben llevar “a la contemplación del Creador y del amor que es la razón detrás de su creación”.
Por su parte, el Card. Tarcisio Bertone al inaugurar la muestra “Astrum 2009”, organizada por los Museos Vaticanos (15.X.2009), recordó que hoy “la ciencia corre el riesgo de ser reducida a una herramienta de la tecnología”. Y sugirió que la racionalidad humana, que sin duda necesita herramientas como el telescopio, para investigar y medir, debe mantenerse abierta. “Lo importante –concluyó el purpurado– es que el hombre no pierda la capacidad de mirar el cielo, para sentirse parte de un movimiento que los supera y, al mismo tiempo lo atraviesa, pero que lo hace protagonista, junto con el Creador”.
Ojalá se haya cumplido a fondo el objetivo de este AIA2009: “señalar que la Astronomía es una actividad (…) para encontrar respuestas a algunas de las preguntas más fundamentales que se ha planteado la humanidad”. Y que esas grandes cuestiones sobre el cosmos, lleven a muchas personas a formularse las grandes interrogantes de la vida humana: ¿qué sentido tiene todo este orden del universo? ¿de dónde vengo?¿qué sentido tiene mi vida, aunque yo sea sólo un ser más en el conjunto de las galaxias? Y así la razón científica dará paso a la filosofía… y ésta, a la religión.