De auténtico fenómeno sociológico calificaría el estreno de la tercera parte de la trilogía “El Señor de los anillos” del director Peter Jackson. Rara coincidencia de unánime aceptación entre la crítica especializada y el espectador más exigente. Se ha calificado a este filme como el acontecimiento cinematográfico de la Navidad 2003.Me atrevería a decir del 2004 y una de las cintas más grandiosas e impresionantes jamás vistas, desde el nacimiento del 7º arte.
Para los buenos cinéfilos, señalaría que, incluso algún crítico, como Sergi Sánchez del diario La Razón, ha comparado a Jackson con Erich Von Stroheim, Werner Herzog, Cópola, George Lucas, y Kurosawa. Es el mejor elogio que cabría hacerse al director neozelandés.
La cinta tiene escenas grandiosas y espectaculares, imposibles de olvidar, como la batalla apocalíptica de los Campos de Pelennor, de una media hora de duración, con más de 200.000 guerreros y animales prehistóricos; la entrada de Aragor en el Sendero de los Muertos; la lucha con una araña gigante etc. Ni un solo instante decrece la emoción, el interés y el asombro del espectador. Es una cinta realizada para toda la familia y que no defrauda a nadie. Un sonoro y cerrado aplauso del público asistente cerró la visión del Retorno del Rey el día de su estreno.
Una verdadera gozada para cualquier clase de aficionado al cine. No se la pierdan.