Muy a pesar de las colonizaciones, de las películas de aventuras, de las emigraciones, de los relatos novelescos y de los exploradores, Africa, hoy como siempre, ha sido y sigue siendo el continente ignorado para los habitantes del primer mundo.
Bienvenida sea toda producción fílmica que nos pone en contacto con la realidad del así llamado Tercer Mundo, cuya expresión más realista tiene su asiento en Africa.
Se acaba de estrenar un filme realizado y protagonizado por naturales de color, cuyo escenario es Rwanda y que lleva por título Hotel Rwanda. Muestra, como si fuera un documento gráfico, el genocidio de más de un millón de personas del total de ocho millones de habitantes, ocurrido entre las etnias de los hutus y los tutssis de Ruanda, que no se reconocen ni entre ellos.
Este genocidio de 1994 tuvo lugar ante los ojos de las fuerzas militares de potencias europeas y de la ONU. Muestra el filme la labor humanitaria, generosa y valiente del gerente de un hotel –aspirante al oscar de interpretación-que pone en peligro su vida y la de su familia por salvar de la muerte a sus congéneres de color.
El espectador se pregunta entre escéptico y horrorizado cómo pudo consentirse tamaña tragedia en medio de un mar de sangre, ante la presencia de tropas de la ONU.
Es hora de que nos interesemos de verdad por toda la problemática, no solo de palabras sino de ayudas de todo tipo a los africanos y estemos dispuestos a compartir con ellos los bienes que en justicia les pertenecen sin explotaciones y discriminaciones.