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Cuando Recordando esto, pienso que podríamos profundizar en lo que es el A, de aprecio. Apreciar al ser que se ama es darle su valor, es considerarlo digno de afecto y de reconocimiento. B, de búsqueda. El amor es una continua búsqueda del bien para el ser amado. Para C, de coherencia. Decir lo que se piensa y vivir lo que se dice, eso es la D, de diálogo. El amor es comunicación. Es el encuentro íntimo de dos personas, el E, de esperanza y entrega. Así como el amor produce esperanza, confianza en el otro y en el F, de fiel y fecundo. Ser fiel es ser leal con el otro. Además el amor es fecundo porque G, de generoso. La generosidad implica nobleza y sinceridad, implica darse sin medida, sin conveniencias. H, de humilde y honesto. El amor no es egoísta ni soberbio sino humilde servicio a la I, de invitación. El amor es una invitación a crecer en todos los aspectos, es J, de joven. No consiste tanto en la edad corporal, cuanto en un estado de L, de luz. Luz en el amor significa saber iluminar y guiar la vida de la persona amada. Ll, de llamado. En el amor existe un llamado constante a la persona amada para que M, de movimiento y meta. El amor es dinámico, es actividad continua en bien del otro, es N, de núcleo. El amor es el núcleo de la vida misma. Hay un dicho que dice así: el que no ama, no vive, O, de optimista. El amor no puede dejar de ser optimista, aunque no deje de ser P, de perseverancia. Es tener firmeza y constancia en mantener lo prometido. De nada sirve emprender un camino si no se llega al término del mismo. Q, de Querer. Amar es querer con la fuerza de voluntad más que con los S, de sacrificio y de silencio. El amor exige el sacrificio entendido como ofrenda, como don, y T, de trabajo. El amor no puede dejar de ser trabajo, acción continua, esfuerzo U, de único y universal. El amor es único porque no es repetible, y al mismo tiempo es universal porque es común a todos y dirigido hacia todos. V, de valiente. Para amar se necesita mucho valor, se necesita garra y Z, de zumo. El amor es el jugo de la vida, es lo que da sabor a la lucha y al esfuerzo diario, es el alimento de la propia historia. Después del abecedario se antoja una pregunta: ¿Vale la pena vivir? ¡Sí!, porque podemos amar.
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