Pasar al contenido principal

Cuando los niños mienten y roban


Es
probable que cuando nuestros hijos llegan a la edad de cuatro años nos
demos cuenta que el mentir o tomar cosas que no les pertencen forman
parte de su comportamiento. ¿De dónde aprendieron eso? ¿Cómo es posible
que mi hijo me haya mentido?

Tomamos la determinación de platicar con ellos, discutir sobre el
tema, preguntar sus razones, y darles alguna lección sobre cómo deben
comportarse y que no deben tomar cosas ajenas ni mentir.

Con esto, damos por un hecho que han entendido la lección, pero al
día siguiente nos enfrentamos con el mismo problema e incluso nos
encontramos el juguete del vecinito en el cuarto de nuestro hijo. ¿Qué
podemos hacer al respecto? ¿Por qué nuestro hijo se comporta de esa
forma?

Ningún padre de familia desea que su hijo se convierta en un
mentiroso o en un ladrón. El primer paso que debemos dar es entender
que nuestros hijos están desarrollando su conciencia. El segundo paso,
ayudarlos a distinguir entre el bien y el mal y el tercero, aplicar
estrategias educativas que faciliten el desarrollo de una conciencia
sana en nuestros hijos.

No es raro ver que los niños menores de cinco años mientan o roben
ocasionalmente. Estos comportamientos son típicos en los pequeños que
empiezan a desarrollar su conciencia. Que no nos extrañe, pues para
ellos el mentir o traer cosas a la casa que no les pertenecen no
necesariamente es algo malo, a menos que nosotros se los hagamos ver.

Esta etapa por la que atraviesan nuestros hijos se llama egocentrismo. Ven el mundo sólamente desde su
perspectiva. Desde este punto de vista, creen que las cosas buenas son
las que les hacen sentir bien y las cosas malas son las que les hacen
daño; no toman en cuenta lo que sienten los demás, ellos son primero
que nadie.

Es necesario formarlos y desarrollar en ellos el sentimiento de
culpa. Los menores aprenden a distinguir entre el bien y el mal por
medio de sus interacciones con los adultos, ya sean los padres de
familia, familiares o maestros.

Los mayores deben ser consistentes en los conceptos que le enseñan
al niño, pues si una persona le dice que algo está mal y otra le dice
que está bien, sólamente traerá confusión y dificultad en la formación
de la conciencia.

Además, en esta etapa los niños son muy fantaseosos y las mentiras
son comunes. Apenas distinguen entre la fantasía y la realidad, por
ello, necesitan de los adultos para que los ayuden a entender de una
mejor manera el mundo que los rodea.

¿Qué pueden hacer los padres de familia?

-Enseñe a sus hijos a distinguir entre la fantasía y la realidad cuando llegue la oportunidad. Puede
aprovechar los personajes de la televisión…pregunte: "¿en verdad crees
que ese perro puede volar?" "¿Crees que la gente pueda convertir su
cuerpo en una máquina?"

-Esté atento a las ocasiones cuando su hijo exagere alguna situación. Puede decirle usted: "Eso es lo que a ti te gustaría que fuera, pero no lo es en realidad.

-Recompense a sus hijos por ser honestos. Esté al tanto de
las distorsiones de su comportamiento y hágaselo saber para que ellos
aprendan a distinguir entre el bien y el mal.

-Cuando encuentre usted algo que no le pertenece a su hijo, no
dude en reforzar la idea del daño que está causando a la otra persona.

Cuando su hijo tome algo sin permiso, sin pedirlo prestado o sin
preguntar, acompáñelo a devolver lo que tomó, para que se dé cuenta de
que ese comportamiento no está bien.

-Recordarles la regla: “En esta familia no tomamos las cosas de otras personas sin pedirlas prestadas.”

-Evite ponerlo “contra la pared”, de esta forma se sentirá menos presionado, pues generalmente para defenderse puede inventar alguna historia.

El conocer los avances en el desarrollo del niño, utilizar
estrategias para educarlo y ayudarlo a que pierda el miedo a decir la
verdad, es de vital importancia para la formación de su conciencia.

Los niños necesitan de sus padres el apoyo y guía para evitar
comportamientos inaceptables como el decir mentiras o robar. Ayudar a
los niños a distinguir entre la fantasía y la realidad es trascendental
en su educación preescolar.

Poco a poco su hijo saldrá de esta etapa egocéntrica a manera que
se acerque su sexto año, su presencia es muy importante durante esta
etapa para la formación de una conciencia sana.