Los católicos españoles agradecemos a nuestros obispos, en víspera de las elecciones del 9 M , su Nota pastoral, hecha pública. Un documento oportuno, valiente y orientador escrito cumpliendo con su deber de guías del pueblo fiel a ellos confiado y con miras exclusivas al bien común. Han sabido estar en su puesto. Muy lejos de intereses políticos o partidistas, y en pleno uso de su derecho libre y democrático, han dicho lo que tenían que decir para orientar a sus fieles.
Nada nuevo: La defensa de la vida, desde su inicio a su fin; el derecho de los padres en escoger la educación moral de sus hijos; la defensa de la familia de un hombre con una mujer y repetir que los terroristas no son interlocutores válidos de negociación en una sociedad libre y democrática. Estos temas son innegociables para la Iglesia por estar implícitos en el Evangelio, en su Magisterio perenne y universal y en buscar el servicio a la verdad del hombre y del bien común.
Resulta un tanto grotesco la desmedida reacción mostrada por algunos socialistas, con el uso de toda clase de mentiras, insultos, amenazas y descalificaciones a la Iglesia y sus pastores. Se han lanzado a una y en tromba, desde sus medios afines, para acallar la libre expresión de los obispos.
Ignoran algunos que la Iglesia ha salido siempre más fuerte y cohesionada, tras más de 20 siglos de existencia y persecuciones de todo tipo, porque su misión es trascendente y espiritual y le asiste la ayuda de lo alto. La Historia es testigo de lo dicho.