Te quiero porque eres mi hijo adoptivo.
Así de directo. Así de claro debe ser el mensaje a transmitir a un hijo adoptado.
Es lo que recomiendan los psicólogos expertos en el tema:
transmitir al hijo, desde el primer momento en el que lo reciben, que
la adopción es una relación de amor.
Recordarle que es adoptado en los momentos de mayor intimidad, es la mejor fórmula de ayudarle a relacionar la palabra adoptado, con una sensación agradable, no con un insulto.
Según la psicóloga Marta Arellano, madre de tres hijos adoptivos, la
experiencia indica que los padres adoptivos que mantenían en secreto la
adopción de sus hijos, tuvieron experiencias muy negativas,
principalmente por el engaño, que trae como consecuencia que después
sea difícil recuperar la confianza y amistad (con el hijo).
La profesional explica que hablar de adopción tiene que ser un
proceso continuo, no se da en un sólo día, sino que se va diciendo a lo
largo de la vida. En la medida que tienes una buena comunicación con
ellos y les permites expresar sus emociones y sentimientos acerca de la
adopción, lo van a ir asimilando poco a poco.
Como ella mismo lo reconoce, tal vez el momento más difícil para
los padres adoptivos, se da cuando los hijos desean conocer sus raíces,
saber de sus padres biológicos.
Es difícil de superar, porque es un vacío que nosotros no
tenemos cómo llenarlo. Podemos enriquecer y alimentar su vida como
hijos adoptivos y, de ser posible, buscar información sobre sus
progenitores y sus antecedentes, que ayuden a tener respuestas sobre su
pasado. Sin embargo, al no entablar contacto con los padres biológicos,
este vacío continúa.
Creo que sería muy recomendable sugerir a las instituciones de
adopción, la importancia de recabar información en anonimato, sobre los
antecedentes de los niños; con esa información, sugiero hacer un álbum
de la historia del niño antes de ser adoptado, en el momento que lo
recibieron sus padres adoptivos y su vida posterior, agrega la profesional.
Muchas veces, comenta la especialista en adopción, los hijos no
preguntan nada. No porque no quieran, sino por temor a lastimar a sus
padres, o es tan doloroso para ellos que no saben cómo expresarlo
verbalmente.
Entonces, nosotros como padres debemos crear un ambiente donde sea
más fácil para el hijo expresar sus sentimientos relacionados con este
tema.
Respuestas para cada edad
Mientras los hijos son más chicos, no hacen muchas preguntas, se vive una especie de Luna de Miel, comentó la Dra. Arellano.
Los papás nos podemos sentir muy a gusto de no tocar el tema.
Pero sí es conveniente estar en contacto con él, a través de cuentos,
películas (Tarzan, Tigger, El libro de la Selva); hay cuentos en
amazon.com, bibliografía infantil sobre el tema. Además, debemos
contarles con frecuencia su propia historia de adopción. Desde que le
recibimos bebé y, de ser posible, mostrarle fotos, indicó
La especialista recomienda hablar con el niño el tema de la adopción, de acuerdo con su desarrollo:
En la infancia (de 0 a 2 años), lo más importante es formar un
vínculo entre los padres, especialmente la madre y el bebé. Es decir,
que se sienta confiado y seguro de que su madre cubrirá todas sus
necesidades básicas y de cariño.
Si recibimos un niño en esta etapa, como padres adoptivos tenemos
que cumplir con esto igual que un padre biológico, y hacer un buen
vínculo. Se les va diciendo la palabra de adopción cuando les abrazamos
o mimamos, para que se familiaricen con el término y le den un
contenido positivo.
En la etapa preescolar (de 3 a 6 años), los niños tienen curiosidad
de saber de dónde vienen, tanto los biológicos como los adoptivos. En
nuestro caso, lo primero que tienen que saber es que ellos, al igual
que los hijos biológicos, nacieron de la misma manera.
Se les debe explicar que a su mamá no le funcionó su panza,
entonces, fue a una institución donde hay señoras que tienen bebés,
pero que no les pueden dar todo lo ellas quieren, ya sea porque son muy
jóvenes o no tienen con qué mantenerle o porque están enfermas. Pero,
como quieren lo mejor para él, deciden darlo a una familia donde lo
quieran y no le falte nada para ser feliz.
Al explicar esto, es importante dar un nombre distinto a los
progenitores que a sus padres adoptivos, para evitar la confusión.
Tampoco hay que descalificar a sus progenitores, sino por el contrario,
recalcar que lo que hicieron fue un acto de amor y gracias a éste, los
padres adoptivos pueden formar una familia.
Tampoco es conveniente usar el término fuiste escogido, como si tuviera que cumplir con ciertas expectativas de los padres.
En la etapa escolar (de 7 a 11 años), los niños harán preguntas más
elaboradas y difíciles de contestar para los padres. Debemos de
entrenarnos a hablar de este tema con naturalidad y, cuando no tengamos
una respuesta de inmediato, decirles: déjame pensarlo, y darles un respuesta después.
Existen tres formas de manejar la información sobre adopción:
1. Padres que ignoran las diferencias reales entre un hijo adoptivo de un biológico. Entonces, cuando preguntan, le contestan: eso ya pasó, ahora somos tu familia, olvida lo anterior. Esto no le permite al niño expresar todos los sentimientos que tiene y que le afectan.
2. Hay otros padres que insisten en las diferencias entre los
biológicos y los adoptivos, adjudicando cualquier problema a su
condición de adoptado, lo que tampoco es correcto, ya que se etiqueta
al hijo.
3. Padres que están conscientes de estas diferencias y de que se
vale hablar sobre el tema; entablan una mejor comunicación y es más
fácil para ellos seguir a sus hijos en ver qué les preocupa y cómo
resolverles sus dudas.
Etapa de la adolescencia: los jóvenes sufren muchos cambios y
tienen un pensamiento abstracto, el cual les permite entender el
concepto de adopción en toda su magnitud. Sin embargo, pasan por un
momento de crisis, en busca de su identidad, quiénes son y a dónde van.
Esta etapa suele ser más difícil para los hijos adoptivos, ya que
muchas preguntas sobre sus raíces no tendrán una respuesta. Es
recomendable darles esa información o ayudarlos a buscarla.
Preguntas frecuentes.
¿Qué responder cuándo pregunten el porqué no les quisieron sus padres?
Yo creo que desde el momento en que ese bebé llegó a término, no
debió ser fácil para sus padres biológicos decidirse a deshacerse de
él; someterse a los trámites de las instituciones de adopción, tampoco
debió serlo. Pero ello implica que, si lo dieron en adopción, sí hay un
cariño de sus padres biológicos y está presente los deseos de que el
bebé pertenezca a una familia, que no le falte nada y que reciba
cariño.
¿Si los niños del salón de clase están interesados en saber
sobre algún compañero que sea adoptado, cuál debe ser la actitud de la
maestra?
La maestra puede informarse y dar una plática sobre el tema, sin
referirse a un caso en particular. Es la vida privada del alumno y debe
ser respetada; sólo él decidirá con quién compartir su intimidad. De
hecho, considero que ni los mismos padres adoptivos tenemos derecho de
hablar de la vida particular de nuestros hijos, al menos que contemos
con su autorización.
¿Cómo debe ser manejada la familia (abuelos, tíos, primos, etcétera), para que comprenda y acepte la adopción?
En mi experiencia personal, antes de adoptar, mi esposo y yo le
comunicamos a nuestros familiares sobre nuestros planes. Quiero
decirles que no siempre existió una respuesta positiva, ya que ciertas
personas tienen experiencias pasadas negativas y no lo consideran una
buena opción. A veces se necesita tiempo para asimilar la noticia.
Después de adoptar, yo les platiqué a mis familiares adultos cómo
abordarlo con sus hijos y les pedí mucha prudencia a sus hijos al
platicar este tema con los míos. Es decir, que hablaran de este tema
cuando a mis hijos les naciera hacerlo.
Como lo sugiere la doctora Arellano, tampoco hay que impedir que
las demás personas (vecinos, compañeros de colegio, familiares) ignoren
su situación, como una forma de impedir que dañen los prejuicios al
hijo.
¿Cómo proteger a una hija adoptada para que no sufra con comentarios negativos?
No es recomendable proteger a una hija adoptada como si fuera una
desvalida. Es una niña completamente normal. Pero, precisamente porque
vive una situación distinta y difícil, debemos ayudarla a afrontar sus
problemas y a fortalecer su autoestima. Para ello, se requiere que la
niña experimente los problemas y que no se los eviten o suavicen a tal
grado, que no aprenda de ellos.
Los estereotipos sobre la adopción abundan en cuentos y películas.
Por esto, la psicóloga recuerda que es muy importante ver cómo manejan
el concepto en televisión: Muchas veces se presta para malas
concepciones; nosotros como padres debemos orientar a nuestros hijos
para que no se malinterprete el concepto de adopción que les queremos
brindar.
¿Cómo hablar de la adopción a los hijos biológicos?
Creo que al igual que se le explica a un niño que él es adoptado,
se les puede hablar del tema a los hijos biológicos para que sepan que
existe esa opción. Sin embargo, hay poca cultura sobre la adopción y
los padres de estos hijos no conocen el tema y deberían informarse para
saber dar una explicación.
Para más información
Nueva Vida, asesora a padres adoptivos con grupos de apoyo. En México DF, llamar a Vida y Familia al teléfono 53 93 74 05.
Asociación de Padres Adoptivos, AC (AMEPAAC). Bulevard Adolfo López
Mateos 2448, segundo piso, colonia San Ángel. Teléfono 57 23 79 88.
DIF-Nacional (es el máximo organismo rector para adopción).
Prolongación Xochicalco 947, segundo piso, colonia Santa Cruz Atoyac.
Teléfonos: 56 29 23 48 y 56 01 22 22, extensiónes 1400 y 1401.
Las leyes de adopción
Los artículos que establecen la adopción, tanto nacional como
internacional, se encuentran en el Código Civil y señalan los
procedimientos que deben seguir las adopciones en cada estado.
En México son otorgados dos tipos de adopciones: la simple y la
plena. La primera es una figura retrógrada donde el parentesco se
extiende única y exclusivamente entre los adoptantes y el adoptado, lo
que quiere decir que el niño jamás forma parte de la familia adoptante,
sino que sigue conservando los lazos con su familia biológica.
A diferencia de la adopción plena, la simple hace la diferencia
entre un hijo biológico en toda la expresión de la palabra; incluso
pierde derechos de herencia en ocasiones. En la adopción plena, los
derechos son completos, tal y como son para un hijo biológico.
Entre los requisitos que marca la ley para adoptar a un niño, se
ubican: el ser mayor de 25 años; estar casado, vivir en concubinato o
incluso ser una sola persona la que adopte; una diferencia de al menos
17 años entre el menor y la persona que lo adopta, y principalmente,
que sea acreditado que la adopción será benéfica para el infante, esto
incluye la solvencia económica.
El tiempo de espera puede ser de varios meses o años. El problema
principal radica en la regulación de los menores, porque aunque haya
muchos niños en las instituciones, y aún más familias en lista de
espera, la actual legislación defiende los derechos de los anteriores
padres y, muchas veces, representa gastos muy fuertes.
Fuente: Todos Somos Hermanos.