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Centrarse en lo esencial

Ante el panorama de creciente descristianización ,e imparable secularización, que a ojos vistas se da en nuestra España ,de nada sirve enredarse en inútiles discusiones bizantinas. Hay que atajar el mal cuanto antes y no andarse por las ramas.

Se precisa hoy más que nunca en todos los hombres de Iglesia (obispos, sacerdotes, agentes de pastoral, cristianos comprometidos ), una concienciación clara de la gravedad del momento presente que vivimos .La paganización, secularización y descristianización de nuestra sociedad es un hecho, que a ningún responsable debería dejar indiferente.

El problema ya no es de número o porcentajes , como en el pasado -cuántos cumplían o no - sino de vida o muerte, de ser o no ser, de identidad, de volver al Evangelio y volver a ser , - según enseñó Jesús - “sal, levadura, testigos, pequeño rebaño .” ,en una masa semipagana, que no vive los valores del Evangelio ni de la fe cristiana.

Y es aquí donde radica el meollo de la cuestión.

Se precisa a todos los niveles, en todos los estratos sociales y por todas las fuerzas vivas de la Iglesia católica, cuanto antes y sin pérdida de tiempo, emprender -según los deseos del Papa - una nueva evangelización al inicio del milenio ,para volver a los orígenes de nuestra fe.

Ya está bien de hablar de sociología barata ,de opciones políticas, de cambios de estructuras o del sexo de los ángeles…Habrá que emprender entre todos, con el Evangelio y el catecismo en la mano, una tarea misionera, para que nuestro pueblo conozca, aprecie y viva lo fundamental de sus raíces cristianas ,como nos trasmitieron nuestros ancestros y nos legaron los apóstoles.

HAY QUE CENTRASE Y VOLVER A LO ESENCIAL, es decir; predicar “ oportune e importune” a Jesucristo muerto y resucitado, su mensaje de amor universal y la CONVERSIÒN de todos para el perdón de los pecados.

La verdad y revelación fundamental de la fe cristiana, , el más importante , ha de ser lo primero que nuestro pueblo conozca ,viva y confiese el misterio de la Sma. Trinidad, como base de toda nuestra religión: la creación, la encarnación, la redención y la obra de Cristo, su Iglesia, con el Espíritu del resucitado, presente en la misma, por la acción de los sacramentos.

Esto es lo nuclear de nuestra fe .

No gastemos fuerzas ni tiempo en cosas accesorias o accidentales , cuando lo más importante y esencial está en juego. Cuando un edificio se agrieta y hace aguas por muchas partes, lo importante es reforzar los cimientos, si queremos que permanezca en pie. Esto mismo, es lo que nos apremia en nuestra iglesia. Reforzar bien los cimientos de la fe de todos los bautizados, por activa, por pasiva y perifrástica.

Es esta la hora de celosos apóstoles, que con la luz y la fuerza del Espíritu, que habita en nosotros, se lancen valientes, sin miedo, en medio del mundo, a dar testimonio de palabra y de obra que “Jesús vive y es el Señor”.Como los apóstoles, los sacerdotes de ahora, pidamos en nombre de Jesús, una auténtica conversión y en su nombre-aunque “ no tengamos ni plata ni oro”- ofrezcamos , gratuitamente, la salvación y el perdón de los pecados.

Por supuesto, NADA NUEVO. En definitiva , está ya todo inventado y experimentado. Lo que importa es que se viva con convicción, alegría y entusiasmo. La tarea que nos aguarda es apasionante y merece la pena.

Es la hora , ante todo , de evangelizar, de predicar la conversión (vuelta a Dios de todos ) y valorar debidamente cada sacramento celebrado y administrado ,especialmente , el bautismo de niños.

Esta es la asignatura pendiente de la actual Iglesia española ,de donde debe arrancar todo lo demás.

Quizás la solución de todo esté , en VOLVER A EMPEZAR LA MISIÒN ,CENTRÀNDONOS EN LO ESENCIAL.

Esta es, al menos, mi humilde y sincera opinión.