A veces los que no comparten la fe cristiana ,critican - no siempre desprovistos de razón- lo que ellos perciben exteriormente en estas celebraciones.
A no pocos increyentes les produce malestar el ver la frivolidad, el afán consumista, el ritual social, que ven reflejadas en estas fiestas. Para ellos ”son las más vomitivas semanas del año”..La Navidad la califican de “estupidez colectiva”. Aborrecen “el pantagruélico ritual de las cenas excesivas, el alcohol desmesurado, el insufrible ruido y el infinitamente peor sentimentalismo familiarista”.
Como todo esto trasciende a la calle, en cierto modo se sienten agredidos. Ven “en la religión cristiana un pintoresco anacronismo digno de tanta atención cuanto los bisontes de Altamira”....
Admitiendo la parte de exceso, de desahogo personal que tales expresiones conllevan, me permito opinar que en parte son justificables y ciertas, aunque nos pueden escocer a los que nos sentimos cristianos.
Estamos –entre todos.- adulterando la Navidad. Ofrecemos a los no creyentes una caricatura de lo que es esta celebración. Por culpa nuestra, sólo perciben los aspectos exteriores de la misma, que en modo alguno son cristianos.
Nuestro Dios, hecho niño, viene “como uno de tantos”,desde el silencio, la pobreza y sencillez de Belén a demostrarnos su infinito amor y sólo pide a cambio nuestro amor a El y al prójimo.ESTO ES LO ESENCIAL. Lo demás es lo de menos.
No hay que tomar el rábano por las hojas, ni tirar el contenido quedándose sólo con la cáscara. Y ESTO, DESGRACIADAMENTE, ES LO QUE ESTÀ PASANDO.¿Tendrá remedio la NAVIDAD CRISTIANA?.